La hazaña de ir a la capital desde San Lucas Sacatepéquez
En la carretera Interamericana, el peligro más constante es el de los derrumbes.

Joshua Toc, un joven de 20 años que vive en El Tejar, Chimaltenango, debe viajar de lunes a viernes a la capital para cuidar a su sobrina. Por ello, sale a una hora tan temprana que el cielo aún está oscuro, cuando el peligro de un desastre aún acecha cerca.
Para llegar a su destino, debe conducir por la carretera Interamericana de la CA-01 Occidente, específicamente por el área que conecta la capital de la república con San Lucas Sacatepéquez. La autopista está compuesta de distintas curvas, poca iluminación y está rodeada de una alta montaña, cuyo cuerpo de tierra, árboles, piedras y ramas están expuestas hacia la carretera.
Como tal, esta carretera presenta una cantidad de distintos peligros para conductores y transeúntes, los más comunes son los derrumbes y la caída de residuos de la montaña a la autopista. «Da miedo saber que en cualquier momento la tierra puede venirse abajo, específicamente los días con lluvia porque se dificulta ver la carretera y los demás conductores», comenta Joshua.
TIERRA FLOJA
Debido a la topografía de Guatemala, la cual está compuesta de varias áreas montañosas, el peligro de distintos desastres naturales siempre está presente. «Para poder construir carreteras, hace años atrás, había que hacer movimientos de tierra en medio de montañas y por este tipo de obras y el paso de tiempo, se pueden dar los derrumbes», afirmó Luisiño Sánchez, jefe de comunicación social de Unidad Ejecutora de Conservación Vial (Covial).
Según Óscar Geovani Pérez, director de comunicación social de la SE-Conred, los derrumbes suceden por una saturación de agua en los suelos. Las posibilidades de que se produzca un corrimiento de tierras aumentan durante la temporada de lluvias, que comienza en mayo y termina en octubre.
Esto puede explicar por qué varios de los derrumbes de mayor impacto ocurridos el año pasado se produjeron durante la temporada lluviosa en esta área, debido a la tierra débil de la montaña y lluvias torrenciales. Aunque hay varias excepciones, ya que el agua no es la única causa de desprendimientos en esta zona.
«Se asocian también a la sismicidad, si la región epicentral se localiza en geografía con montañas, algunas porciones en donde atraviesan vías de comunicación se dan derrumbes», agrega Pérez.
Debido a todos estos factores y añadiendo el cuerpo expuesto de la montaña y la carretera que la rodea, está destinado a ser un lugar donde se produzcan múltiples derrumbes. Por ello, era necesario aplicar soluciones para hacer más segura la zona.
MURO, DRENAJE Y SIN ROCAS
En el kilómetro 22,2, el kilómetro 24 y el kilómetro 25, se están realizando varias obras para reducir el número de derrumbes que se producen en la zona, debido a que en esos tres kilómetros sucedieron deslizamientos de mayor impacto.
Respectivamente, el 7 de febrero se iniciaron los trabajos en el km 22.2, la obra en el km 24 ya fue terminada y en el km 25 la obra se encuentra en un 40%, afirmó Sánchez.
El licenciado agrega que estas obras son «trabajos de protección» que consisten en colocar sistemas de protección de taludes (como muros, mallas), utilizar anclajes pasivos y activos, implementar un sistema de drenajes, colocar cunetas y disipadores de agua pluvial.
No obstante, se sigue recomendando a los conductores que transiten por esta zona que eviten utilizar el carril derecho cuando sea de noche o en época de lluvias, que no lleven neumáticos lisos y que no superen el límite de velocidad.