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Los rostros del emprendedor guatemalteco

Tres emprendedores, tres historias que describen la realidad de los startups en Guatemala.

Emprendedores. (Ilustración: Luz Mariana Santa Cruz).

En los años 80, Guillermo Monsanto, actor y director de teatro, fundó su galería de arte El Attico junto a su socio Luis Humberto Escobar. Tenían tres propuestas de negocios: una funeraria en Antigua Guatemala, una empresa de servicios y la galería de arte. Su padre, que era administrador de empresas, realizó un estudio de factibilidad para evaluar cuál era la mejor opción, y les dijo que la última nunca daría resultado. Sin embargo, el año entrante cumplirán 35 años de incursionar «contra viento y marea».

En la actualidad, a esto se le conoce como emprendimiento, un término que ya no es novedad en el país desde la pandemia. Según un reportaje de Prensa Libre, «el covid-19 a escala mundial ocasionó que el riesgo conocido como “valle de muerte” disminuyera». A pesar de esto, no significa que no se requiera de sacrificio y esfuerzo para salir adelante. El experto en Mindset e InfoEmprendimiento Nacho Muñoz afirma que «el 95% de los emprendedores no tienen la mentalidad adecuada para desarrollar un negocio».


Según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), «Guatemala posee la cuarta Tasa de Emprendimiento Temprano (TEA) más alta del mundo (28.3%)». Además, el GEM afirma que el «60% de los emprendimientos son realizados por menores de 35 años». Este es el caso de Javier Santa Cruz, un joven programador que ha decidido tomar el camino arduo de emprender. Empezó con Doctors Co, una propuesta revolucionaria en tecnología con el fin de conectar médicos y pacientes. «Fue una experiencia muy enriquecedora y me ayudó mucho a madurar como emprendedor, pero tal vez yo no era la persona adecuada para hacerlo». Ahora ha decidido centrarse en su nuevo proyecto Gifter, una aplicación web para hacer una lista de regalos y compartirla con tus amigos y familiares, muy útil para las celebraciones y navidad.

Todo surgió cuando él vio la necesidad de potenciar a los emprendimientos que estaban apareciendo durante la crisis sanitaria. «Tenía el deseo de apoyar en algo, era una buena oportunidad para impactar en el área de la digitalización. Los pequeños negocios no tienen la capacidad económica de crear una tienda en línea, y yo como programo desde los 12 años, quería ayudarlos». Este factor junto a la nueva función que permitía compartir con otros usuarios tu «regalo ideal» de la actualización de Gifter, logró que el programa de Santa Cruz obtuviera la simpatía de otras personas, en otras palabras, alcanzar el product market fit. Así pues, lo explica él mismo: «para tener un emprendimiento se debe ser líder y tener magnanimidad, pero sobre todo tener humildad, hay que saber escuchar a tus clientes».


No obstante, no llegó de la noche a la mañana a esta madurez empresarial. Su resiliencia y paciencia han sido fundamentales para su viaje. Esto porque desde el colegio se le consideraba el «chico rebelde» que utilizaba su creatividad tecnológica para las asignaciones, y que por lo mismo no le iba muy bien. Pero fue debido a su espíritu emprendedor que comprendió que él no era el problema, era su don. También, así fue como se percató que debe prestar atención a los detalles de sus proyectos para entender en qué está fracasando y utilizar la autocrítica.

«Muchas personas pueden ver como una desventaja haber nacido en Guatemala, pero yo lo veo al contrario porque tenemos varias oportunidades para resolver problemas».

Hasta ahora, ha participado en distintas competencias como el Tech Challenge, donde ganó el primer lugar en categoría prototipo, así como el EmprendeFest organizado por el Viceministerio de Desarrollo de la Micro, Pequeña y Mediana empresa (Mipyme) del Ministerio de Economía (MINECO) donde salió ganador en el Open Pitch. Otra en la que participó fue en el Volcano Innovation Summit, que le sirvió para intercambiar contactos (networking). De hecho, estos le servirán para un futuro. Santa Cruz quisiera enfocar su siguiente proyecto en el ámbito educativo y así impulsar a Guatemala.

Tech Challenge (Fotografía: Facebook).

Otro de los emprendimientos que no podían faltar son los de comida que han invadido al país, especialmente durante los inicios de la pandemia en 2020. Aquí es donde viene Lucía Ponce, fundadora de Maple Sugar, quien se encontraba vendiendo dulces como macarons y galletas decoradas un 28 de abril, Día Nacional del Emprendimiento. El nacimiento de su negocio surge por su abuelita, con quien cocinaba seguido. «Ella me enseñó que los mejores momentos se comparten a partir de la comida y de eso nace una satisfacción de darle a las personas algo que hiciste con mucho cariño», expresó. Comenzó vendiendo paletas de chocolate y ahora con 588 seguidores en Instagram, un número de WhatsApp empresarial y servicio a domicilio ha llegado a ventas mayores.

Al final todos los emprendedores tienen un punto en común: quieren poder expandirse y contribuir con las personas. En el caso de Monsanto, su galería de arte pretendía «convertirse en una ventana en la cual tanto artistas consolidados como emergentes presentarían por igual propuestas que generarían un aporte a la cultura guatemalteca». Con Santa Cruz, su deseo es «llegar a ser una empresa unicornio que brinde oportunidades en el país». Y respecto a Ponce, su objetivo es expandir su negocio y espera que al vender sus productos «pueda alegrarles el día a las personas».

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