Solidaridad en tiempos difíciles
Estos últimos días la situación ha sido muy triste para la realidad de Guatemala. El huracán Julia ha dejado muy tocada a la ciudadanía y, por ende, a la infraestructura y las personas del país. Según las últimas informaciones que he podido leer, han sido aproximadamente 66 mil personas damnificadas por los estragos de esta tormenta tropical. Personas que han perdido su casa, personas que viven en la calle y tuvieron que resguardarse de la lluvia, y sobre todo, los estragos que ha dejado en la infraestructura vial que tan mermada ha estado.

Una de las enseñanzas que me ha dejado un catedrático del propio oficio comunicacional es que, en la guerra y en la tragedia, es donde se puede ver realmente a las personas. Es donde las historias conmovedoras acontecen, es donde se centra y se puede ver al descubierto lo vulnerables que somos.
Incluso los efectos han podido damnificar a personas que no son especialmente necesitadas. Algunas universidades, empresas y colegios han tenido que cerrar sus puertas a sus trabajadores y clientes, debido al posible peligro que podrían correr, mientras que algunas otras solamente se han limitado a no hacer nada.

Considero que este es un episodio en el que se debe de tener en cuenta una cosa: la empatía. Uno no puede centrarse únicamente en su propio bienestar cuando tiene la posibilidad de guardar el bienestar o contribuir con el bienestar de otra persona. En estos momentos es donde se debe, más que nunca, prestar esa mano amiga que tanto se necesita. Es momento de considerar realmente cómo ayudar a nuestro prójimo y, si nos es posible, poder conservar su integridad.
Desde siempre desconocemos la realidad total de las personas. Desconocemos su trasfondo, desconocemos el camino que han tenido que recorrer y, por ende, también podemos ofender a su persona. El huracán Julia ha demostrado a quienes son los que de verdad se preocupan por los demás y quienes solamente se quedan viendo desde su propia nube, desde su propia altura, en algún lugar en el que el propio bienestar es lo único que les interesa.
Es cierto, en momentos de crisis salen a la luz las historias más conmovedoras, pero también salen los aprovechados, salen los que solo desean beneficiarse, los que, a pesar de poder realizar un verdadero cambio en pro de otros más, escogen no hacerlo por razones fantasma que nadie que no tenga tres dedos de frente seria capaz de realizar, y esto es muy triste.
Este es un llamado a la empatía, al compañerismo y a ayudar. La gente de acá es muy cálida, es muy dada a entregarse al prójimo, es muy dada a hermanarse. Sigamos haciendo eso que tanto nos ha distinguido, hagamos eso que nos hace más humanos.
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